La Primera Iglesia del Nazareno de Kankakee, en Illinois, está alcanzando a su comunidad a través del baloncesto. Desde marzo de 2021, la iglesia acoge todos los domingos una liga masculina de baloncesto.
La liga ha pasado de ser un simple concepto de gimnasio abierto -donde cualquiera puede presentarse y jugar al baloncesto- a una liga completa con 12 equipos, 120 jugadores y funcionarios cualificados.

No se pasa por alto ni un solo detalle, desde los anuncios de las alineaciones iniciales con una música del momento de fondo hasta los locutores que anuncian los partidos a través de una transmisión en directo en YouTube, una página web completa con estadísticas en directo y actualizadas, y la gestión de las redes sociales destacando a los jugadores de la semana.

"Algunos de estos chicos han jugado en pequeñas universidades y dicen que en la iglesia viven mejor el día del partido", afirma John Hentschel, director del ministerio de deportes de la iglesia.

La mayoría de las ligas deportivas recreativas son juveniles. Esta liga exige una edad mínima de 18 años; el jugador de más edad tiene 53 años.

"El deporte es accesible en todas partes", afirma Hentschel. "Pero los chicos de entre 30 y 40 años no tienen muchas opciones de seguir haciendo cosas así".

Tras licenciarse en Gestión Deportiva, Español y Pastoral Urbana en la cercana Olivet Nazarenos University, Hentschel buscaba una forma de conectar el deporte y la iglesia. Además, Kankakee First quería reanudar sus actividades de servicio a la comunidad tras la pandemia de COVID-19.

Hentschel quería ayudar a la Iglesia a ir al encuentro de las personas allí donde estuvieran, parte de lo que hizo que su pasión por el ministerio del deporte surgiera durante una pasantía en la República Dominicana. Como jugador de béisbol en la universidad, vio cómo el béisbol era una parte importante del engranaje de la sociedad dominicana. En la zona de Kankakee, ese deporte es el baloncesto.

"La mayoría de la gente de nuestra liga, el baloncesto es su vida, es lo que hacen en su tiempo libre", dijo Hentschel. "Ofrecer algo que forma parte esencial de su vida tenía sentido".

Lo que empezó como un grupo de personas que corrían la voz sobre un gimnasio abierto y un par de partidos de iniciación se transformó rápidamente en su primera sesión de "liga". A partir de ahí, la liga cobró vida propia.

La liga también tiene sus propias reglas. Los enfrentamientos pueden acarrear la expulsión de la liga, y el lenguaje grosero se desaconseja y a veces incluso se castiga con multas. Los jugadores, por su parte, respetan el edificio en el que se les permite jugar y acatan las normas en su mayor parte.

La liga ofrece un lugar para una competición divertida y sana, al tiempo que inculca hábitos saludables entre los hombres. Incluso ha llevado a algunos de los jugadores habituales de la liga a acudir regularmente a la iglesia. Hentschel dijo que otros se han unido a la comunidad de la iglesia y ahora juegan en el equipo de softball de la iglesia.

"Estoy agradecido por lo que se ha convertido y por el vehículo que ha sido para que la gente venga a nuestra iglesia", dijo Hentschel.